La Percusión tiene cuerpo de mujer y se llama Libertad. Los seísmos de su danza palpitan sobre el pecho abierto de un tablado flamenco, vibrando en el ápice extremo de una escena que abre la boca para cantar:
"El duende no está en la garganta; el duende sube por dentro desde la planta de los pies"
Como la poesía de Lorca, que sólo puede leerse de abajo a arriba, con la boca en la tierra, masticando raíz. Desde la esencia de los pueblos que son elevados hasta la infinitud de la Vanguardia.
Por eso, cuando en las tablas escénicas con acento andaluz brota la magia del "duende", suena, como leitmotiv inevitable, el teatral corazón de Lorca, por soleás. Para quien lo entiende y admira, en forma de música, bajo pies bailarines. Para quien lo juzgó e ignora, como castigo, con un latido de culpa eterna, igual que en el terrorífico relato de Edgan Allan Poe.
Rosalía Fernández Rial
[Foto: portada del relato de Poe "El corazón delator" Ed. Plutón]
[PD. Este texto brotó después de ver bailar a Rocío Molina anoche. Pero podía haber germinado tras presenciar un número de "TÍTERES DE CACHIPORRA"]
