Arrastro mi cuerpo hasta la pantalla y me siento a contemplar el paso de la historia contemporánea. Detengo el movimiento real en un videojuego de carreras automovilísticas para atragantarme con: caderas de mujer objeto, invasivas fechas de caducidad y competencia desleal.
Tantos años de evolución para crear un mundo en el que lo último que quiero, como parte de nuestra especie, es llegar a la meta.
Alejo los ojos del monitor y espeto una sonrisa a lo Stallone contra la siguiente fotografía. Me permito recordar. En una Muxía de los años 90 mi amigo Eme y yo escalábamos techos de coches aprendiendo, sin querer, a crecer conjuntamente.
Con ese espíritu grunge, pero exenta de melancolía, abro una nueva ventana en el ordenador e inicio un chat con el Eme hombre actual:
-Tenemos que subyugar la tecnología al servicio de lo poético y lo underground.
-Load up on guns, / Bring your friends / It's fui to lose and to pretend / She's overboard self assured / Oh en la I know, a dirty word: https://www.youtube.com/watch?v=hTWKbfoikeg
-Hahahaha! Yeah!
-Que haces? Bajas?
-Venga, en media hora en el Cabo da Vila?
-Ok.
-Avante.Rosalía Fernández Rial