Cada vez que la encuentres en la escalera, cambia de sentido y acelera escalones sin control, atragantándote con el afán de evitarla. En cuanto la pierdas de vista, vuelve a activar el refrigerador que garantiza la conservación de tu objetivo imperturbable. Ten por seguro que nada puede detener las decisiones tomadas, ingeridas, indigestas, inyectadas.
O sí?
A lo mejor, sentarse a pensar si subir o bajar no es tan mala opción.
A lo mejor el encuentro con la incertidumbre otorga otras salidas posibles.
No lo sé.
Yo lo único que tengo claro es que posúo el derecho inalienable de dudar... Y me da que lo voy a ejercer siempre. Por que no?
Rosalía Fernández Rial