Con el iluso pacifismo que la pasión literaria me dicta, me dispongo, sin más Dyla-ción, a defender una postura poética tan cuestionable como fundamentada. "Tomo", así, con Garcilaso, "ora la pluma, ora la espada", entre libros de Lope, Rosalía y Patti Smith; con un ojo en Cervantes y otro en Lois Pereiro, sin perder de vista al viejo Bob.